Apreciar el arte y la música
Observe al niño mientras dibuja. Note las expresiones en su rostro mientras traza a grandes rasgos o delinea con suaves curvas. El niño pequeño comúnmente elige los colores fuertes mientras que los niños más grandes, a medida que logran mejor control de sus emociones, suelen escoger matices finos. Sin considerar su habilidad artística, el niño comúnmente tiene una historia que contar, relacionada con su dibujo. Observe las palabras emotivas que usa en su narración. No nos preocupemos de la exactitud de su dibujo: caballos morados, gatos verdes, papá con una pierna. Lo importante es entender lo que quiere expresar en el dibujo para lo cual le faltan las palabras. A veces los niños a quienes les son prohibidas ciertas emociones han rehusado a pintar o dibujar.
Lo mismo se puede decir de la música. El niño escogerá música para cantar y para escuchar según su estado de ánimo. Y también es posible alegrarlo o calmarlo utilizando el medio de la música, los matices, las telas o fábricas que lo envuelven, los sabores, y otros estímulos de los cinco sentidos. Podemos ayudarlos a escoger los medios que mejor expresan sus sentimientos, y luego escoger medios que expresan los sentimientos que desearía sentir.
El arte
Casi todos los niñitos dibujarán si se les anima a hacerlo y se les proporcionan los materiales necesarios. Si su motricidad fina no está suficientemente desarrollada, pueden pintar con tempera usando los dedos o esponjas, o usando lápices de cera. Hay niños que aman los colores y se interesan menos en líneas y formas, mientras que otros están siempre dibujando sin preocuparse de aplicar colores a sus creaciones. Si usted tiene uno de cada uno, anímelos a compartir. Mucho se ha comentado con relación a los posibles daños de libros para colorear, de cómo limitan la creatividad y enseñan solamente a “no salirse del margen”. Sería bueno proporcionarles suficiente papel en blanco, pero el niño que está más interesado en los colores puede expresarse mejor coloreando en libros cuidadosamente elegidos por su diseño artístico.
Un buen artista tiene bien desarrolladas sus habilidades de observación. Ayude a su niño a ver los detalles para copiar, por ejemplo, observar la esquina de una habitación. Las paredes y el cielorraso pueden estar todos pintados del mismo color pero se puede identificar la esquina por el efecto de luz y sombra. El “blanco” de la pared frente a la ventana parece mucho más blanco que la pared alejada de la luz, cuyo color parece más azul o gris. Una vez que el niño comience a notar los efectos de las sombras y la iluminación, puede interesarse en ir más allá que los lápices de cera y los plumones, e interesarse en lápices de colores, acuarelas, y quizás lápiz pastel y óleo.
Más adelante se puede conversar acerca de la perspectiva. Ayude a su niño a observar el camino que parece más angosto a mayor distancia. Nótese que los lados de una caja parecen inclinarse hacia el fondo, y cómo los ángulos cambian al mirarlos desde diferentes perspectivas. No se debe esperar que los niños más pequeños sean capaces de percibir la perspectiva. Al principio todos sus dibujos son planos. Pero a medida que usted le conversa de sus propias observaciones, y especialmente si ambos pintan o dibujan juntos, él comenzará a imitar y luego a comprender.
Busque oportunidades para la expresión artística en proyectos de decoración en el hogar. Un niño mayor podría redecorar su habitación escogiendo géneros, pintura y accesorios de acuerdo al desarrollo de sus gustos. Se podría armar una discusión en cuanto a qué color pintar la casa: hacer juego o complementar o contrastar con las casas del vecindario. Esto puede llevar a una inspección de la arquitectura local, los diferentes estilos de construcción, o a una animada discusión sobre el tema del buen gusto.
Algunas familias logran aprender en cuanto al diseño gráfico al publicar un boletín noticiario para los parientes, o diseñan sus propias tarjetas de felicitaciones. Una visita a la colección de diarios en la biblioteca puede inspirar el interés del niño en estilos gráficos. Uno de mis hijos decidió a temprana edad que no podía dibujar, quizás por tener una tendencia perfeccionista. Ahora realiza buenos trabajos diseñando logotipos para negocios y otros gráficos usando el computador.
La escultura puede incluir trabajos en greda, barras de jabón, papel maché, tallados en madera, y en hielo o arena. También existe el arte culinario, incluyendo el tallar vegetales, decoración de tortas, o simplemente ordenando una buena mesa. Los arreglos florales y por supuesto trabajos en géneros y tejidos son formas de escultura.
Muchas artesanías pueden convertirse en proyectos artísticos. La clave es la originalidad. El sólo copiar ideas de otras personas pareciera ser poco imaginativo, pero tales esfuerzos suelen despertar en el niño una creatividad latente. Cuando estaba en el tercer año primario, mi profesora tenía una colección de hojas cuadriculadas en que se había desarrollado diseños, los cuadrados pintados con lápices de color. Algunas eran figuras geométricas; otras más imaginativas tenían forma de animales o juguetes. Es probable que fueron diseñadas para bordados en punto cruz. Cuando los alumnos completaban sus tareas, se les daba la oportunidad escoger una hoja para copiar en su cuaderno. A mí me encantaban y solía variar los colores y a veces el diseño.
Cuando parece faltar habilidades artísticas, el niño podría disfrutar de una cámara fotográfica y los implementos para una sala oscura. El famoso fotógrafo Ansel Adams posiblemente no conocía el uso del pincel, pero nos dejó una maravillosa colección de fascinantes fotografías. A propósito, él también fue educado en casa.
¿Está su hijo familiarizado con Leonardo da Vinci y su pintura “Mona Lisa”, o “La Última Cena” de Miguel Ángel? Las pinturas clásicas, esculturas y otras grandes obras maestras que forman parte de nuestra cultura deberían ser por lo menos conocidas por nuestros hijos. Sería bueno visitar las galerías de arte locales y los museos. Entonces se puede iniciar una conversación sobre lo que merece o no ser llamado arte. Por cierto podemos discriminar entre lo que nos agrada o no. Siendo que “la belleza está en el ojo del que mira”, debemos respetar la opinión de nuestros hijos pero también ayudarles a desarrollar sus gustos mediante variadas experiencias artísticas.
La música
La falta de apreciación para la música clásica de parte del público en general es sorprendente. Quizás porque ahora la música está tan disponible, ha perdido su mística y así su valor. O puede ser que la decadencia en general ha cambiado nuestras prioridades. Como sociedad, nuestros héroes se encuentran entre las estrellas del deporte, las estrellas de la película, y las estrellas del rock. Los que tenemos otros valores tendremos que luchar para entregarlos a nuestros hijos, no sea que se pierde nuestro maravilloso patrimonio.
La mejor manera de ayudar a los niños a apreciar la música es de proveerles mucho de ella desde temprana edad. Es tan fácil hoy en día, con todas las posibilidades que proveen los equipos electrónicos y de grabación. Sin embargo se debería señalar que: 1) el sólo escuchar la música no puede compararse con crear y tocar, en lo que tiene que ver con la apreciación de ella; y 2) la música en vivo tiene un mayor impacto emocional y un mayor efecto fisiológico sobre los sentidos de lo que puede darnos cualquier música electrónica. La más alta fidelidad no puede reproducir el aspecto físico de la vibración de la cuerda del violín o de la resonante columna de aire de un tubo. Por lo tanto, ayude a sus hijos a familiarizarse con las composiciones de los maestros interpretadas en las grabaciones por grandes artistas, pero llévelos de vez en cuando a un concierto para que experimenten la música en vivo.
Todos necesitan tener algún instrumento musical en casa para que los niños puedan tocar y experimentar. Un piano sería ideal pero una guitarra o acordeón serviría de igual manera. La flauta dulce es un instrumento del periodo Barroco, es fácil de aprender y no cuesta mucho adquirirlo. A veces se puede arrendar instrumentos, mientras el niño decide cual de todos prefiere aprender.
En caso de que su familia desconozca por completo la música clásica, he aquí algunas sugerencias para llegar a conocerla y entrenar el oído. Es como si se aprendiera un idioma extranjero. Siempre se puede encontrar música clásica en la radio, la cual se podría grabar para escucharla a menudo y llegar a conocerla mejor. A igual que aprender a hablar, hay que escuchar repetidamente las mismas frases o en este caso las mismas composiciones musicales. Existen películas, tales como Amadeus, Fantasía de Disney, La novicia rebelde, y otras que contienen repertorio de música clásica. Durante las fiestas de Navidad se escucha mucho en radio y televisión: El Cascanueces (Chaikovski), el Mesías (Händel), Hansel y Gretel (Humperdink). Existen composiciones escritas especialmente para niños: Pedro y el lobo (Prokofiev), Carnaval de los animales (Saint Saëns), Los instrumentos de la orquesta (Britten).
Para introducir a personas de cualquiera edad a la música, me gusta usar la sexta sinfonía de Beethoven. Es una composición en cinco movimientos las cuales llevan títulos como si cada movimiento fuera una escena que la música describe: Alegres impresiones de vacaciones al campo; El arroyuelo; La fiesta de los campesinos; La tormenta; Himno del pastor con su rebaño. El compositor usa flautas y oboes para dar la impresión de cantos de aves; tambores y violines hacen las veces de truenos y lluvia. Con palabras les describo las escenas a los niños y los animo a imaginar, mediante la música, a Beethoven caminando por el polvoriento camino hacia una aldea, escuchando al arroyo que deprisa se abre camino por el bosque oscuro (en la que se escucha el canto del cucú y el ruiseñor), para luego juntarse con los aldeanos que festejan con enérgicos bailes en la plaza. Son interrumpidos de repente por una tormenta veraniega que al calmarse culmina en un hermoso atardecer con las figuras del pastor y su flauta apacentando a las ovejas en el prado. Los niños entonces captarán la idea de que la música expresa emociones y escenas que ellos se pueden imaginar al escucharla.
Los elementos básicos de la música son la melodía, la armonía y el ritmo. La melodía es la parte que comprendemos mejor, la parte que cantamos. Los niños aprender a cantar Arroz con leche, fácilmente. Tonadas, villancicos, e himnos tienen melodías que son familiares. Se puede decir que la melodía es horizontal mientras que la armonía es vertical. Se puede demostrar la armonía mediante el uso de rondas, por ejemplo Fray Jacobo. Son realmente melodías pero cuando se cantan escalonadas o graduadas, las rondas producen armonía, es decir, diferentes tonos sonando a la vez. Cantando las partes (contralto, tenor o bajo) de un himno o canción es también un ejemplo de armonía.
El ritmo marca el compás de la música; es la fracción de tiempo asignada a cada nota. Las notas denominadas redonda, blanca, negra, corchea, tienen valores asignados como un entero, medio, cuarto, octavo respectivamente. Cada composición se divide en compases de igual valor, lo cual se denota con un signo de fracción. Los más comunes son: 2/4, 3/4, 4/4, 6/8. Por ejemplo, el 3/4 denota el tiempo de vals, y el 4/4 indica el compás de una marcha. Pruebe marcar el ritmo de la música que está escuchando para ver si es una marcha o un vals. La mayoría de los himnos nacionales son marchas, mientras que canciones como “Noche de Paz” y “Mantelito Blanco” tienen tiempo de vals.
Participar en un coro de niños o una orquesta juvenil sería una maravillosa experiencia. Pero una pequeña banda casera compuesta de ollas, sartenes, pitos y cascabeles, también sería una buena oportunidad para experimentar la música, especialmente si va acompañada de una grabación de alguna música animada. Es mejor tardar las lecciones formales hasta que el niño demuestre un mayor interés para la música pues, a menos que esté muy interesado en practicar, es probable que se va a desanimar. A los once o doce años se puede comenzar con una profesora que sea muy paciente, pero mientras tanto hay mucho para aprender: Leer las biografías de los grandes compositores e intérpretes de la música, estudiar los programas de conciertos o recortes de artículos en el diario describiendo eventos musicales, conocer las historias de los himnos o canciones patrióticos, visitar los talleres de artesanos y fabricantes de instrumentos, y más que nada escuchar, escuchar y escuchar.
Los niños pueden inventar sus propios cantitos. Si los padres entienden de la música, ellos mismos se los pueden apuntar y si no, a lo menos grabar en cinta magnética. Esto les servirá de inspiración para seguir el empeño. La música es un lenguaje universal y todos podemos apreciar la música de Bach, Granados, Bernstein, Lecuona, Elgar, Vivaldi, Mozart, Debussy, Chopin, Granger, Chaikovski, o Dvorák. Su comunicación musical es comprensible por todos, a pesar de que cada uno era de un país distinto y hablaba un idioma diferente. Incluso mis hijos aprendieron un poco de varios idiomas escuchando y aprendiendo la música y especialmente los cantos infantiles de diferentes países.