La Educación en Casa
¿Qué es la educación en casa?
Pese a que la mayoría de la gente en países desarrollados ha recibido su educación en las aulas de algún colegio, es quizás sorprendente saber que hay algunos ahora que rechazan ese modo de aprender. ¿Es posible que una madre, carente de una preparación pedagógica, esté sin embargo calificada para enseñar a sus hijos? Muchos sostienen que los niños educados con estas metodologías, poseerán una deficiencia de socialización. Existen personas que nos preguntan cómo es posible tener siempre a nuestros hijos junto a nosotros, en vez de disfrutar de su ausencia mientras van a la escuela.
La verdad es que la educación no se trata de lo que se enseña, sino de lo que se aprende. Pero como hay muchos que obtienen el sustento mediante la profesión pedagógica, hace ya siglos que se piensa que todo lo que se sabe tiene que haberse aprendido mediante la educación formal. Sin embargo, quienes enseñan a sus hijos en casa se han dado cuenta de que ellos aprenden a todas horas, a la vez en forma sistemática y esporádica, pero en todo caso muy eficientemente. Más aun, en el hogar los niños disfrutan de las atenciones individualizadas de sus padres, quienes no tienen necesidad de adelantarlos o retrasarlos según el ritmo de aprendizaje de algún grupo, como en los tradicionales cursos escolares.
Todos los padres, que cuentan con habilidades comunes (caminar y hablar, por ejemplo) ya han compartido con sus hijos muchas de esas habilidades antes de mandarlos por primera vez a la escuela. Solamente mediante su ejemplo y asistencia, han compartido habilidades tales como el vestirse, alimentarse, saludar a otros, y muchas otras destrezas casi sin darse cuenta. ¿Porqué pensar que, al llegar a la edad escolar los padres repentinamente van a perder la habilidad de compartir su conocimiento con sus hijos? El acto de mandarlos a la escuela los aleja de la influencia paternal y cede a la maestra la responsabilidad por su crecimiento intelectual. De hecho, los niños ya no responden tan efectivamente al ejemplo de los padres, teniendo otras autoridades (los profesores) a quienes tener en cuenta.
¿Cuáles son los motivos para aprender en casa, en vez de la escuela?
Quizás al principio los padres piensan en retirar a los hijos de la escuela al encontrarse con algún problema. Posiblemente el niño es tardío en desarrollarse y todavía necesita ayuda individual. La maestra no puede estar siempre a su lado y por lo tanto el pequeño estudiante va atrasándose más y más en su aprendizaje, hasta quedar retrasado de los demás escolares y con ello avergonzado y desmotivado. O puede ser que es un niño muy adelantado, ya comprende la materia y se queda ocioso esperando mientras la maestra repasa la lección con los otros en la clase. Mientras tanto, de aburrido que está, se pone travieso y comete alguna maldad. Si estuviera más estimulado intelectualmente, no encontraría motivo para la picardía.
Otras razones que se presentan para consideración a los que se interesan en enseñar a los hijos pueden ser:
La oportunidad de incluir una filosofía o sistema de creencia en conjunto con los demás estudios; El deseo de proteger a los niños enfrentados a las drogas, inmoralidad, y aún las armas que han aparecido en algunas escuelas; Una necesidad, ya sea por alguna enfermedad o alergia, de apartarlos del grupo; Casos de estar siempre de viaje (militares o misioneros) o empeñados en algún deporte u otro talento requiriendo mucho enfoque durante el año entero.
Hay una razón más importante que todas las demás. Se trata de padres que aman mucho a sus hijos y quieren compartir con ellos la vida, inclusive los estudios. Si yo les enseñé a caminar, y aprendieron conmigo a conversar, a decir ‘por favor’ y ‘gracias’, y un millar de otras capacidades ¿qué motivo hay para mandarlos lejos a aprender a leer y a contar? cuando yo ya poseo tales habilidades y se los puedo compartir a ellos también.
El propósito no es hacer competencia con las escuelas ni inventar una nueva forma de instruir a los niños. En cambio, queremos retornar al sistema inicial cuando los padres tenían la completa responsabilidad para la educación juvenil. Aquellos padres y madres que ya están dedicados a facilitar el desarrollo físico, intelectual y espiritual de sus hijos tendrán los mejores éxitos en esta tarea, especialmente al aprender a despojarse de la mentalidad escolar y dejarse desarrollar un sistema más natural.
Para aquellos padres ya acostumbrados a desprenderse de sus hijos lo más pronto posible, enviándolos a jardines de infantes y parvularios, les será difícil comprender de qué se trata esto de la educación en casa. Así como en años pasados cuando se les decía a las madres que les dieran a los chicos la leche en botella, en preferencia al alimento más natural para los bebés, se equivocaron. Ahora sabemos que no solamente la salud pero también el cariño y la conexión espiritual entre la madre y el hijo queda afectado por la decisión en cuanto al modo de alimentarlo. Y así es también más natural y saludable que los niños aprendan en el hogar e imiten a sus seres más queridos.
¿Serán socializados los niños que aprenden en casa sin asistir a la escuela?
Los padres que sacan a los hijos de la escuela para educarlos en casa tendrán que enfrentar muchas preguntas en cuanto a ello. Los amigos y vecinos pensarán que no están calificados para enseñar a los niños. A los parientes les parecerá extraño, y quizás los abuelos se quejarán de que “la escuela te sirvió a ti; ¿por qué lo vas a rechazar para tus hijos?” Pero lo que más les preocupa es la duda de que los niños nunca van a aprender a jugar con otros o a comportarse adecuadamente.
La verdad es que las habilidades sociales se aprenden de los padres. Si los niños están todo el día en la escuela, no tienen mucha oportunidad de imitar a los adultos. Están siempre imitando a otros niños y es realmente una maravilla cuando logran conseguir un poco de madurez social. En cambio los niños educados en casa demuestran una sensibilidad social asombrosa.
Pero para algunas autoridades, la pregunta en cuanto a la socialización tiene otro sentido: ¿Cómo aprenderán a estar sujetos a las autoridades? Y ¿cómo lograrán conformarse si no son presionados por sus compañeros? Es posible que este sentido de la socialización tiene más que ver con el socialismo y la respuesta puede ser: Nuestros hijos serán individualizados, en vez de socializados. Sabrán hacer decisiones por su cuenta en vez de hacerlos según el dictamen de lo popular. Honrarán a las autoridades propiamente constituidas, en vez de llegar a ser conformistas. En realidad, los niños son socializados en la familia y es allí donde aprenden a vivir en una sociedad y a ser responsables.
¿Podemos compartir el entusiasmo para aprender?
Hay muchos padres que ya no se sienten entusiasmados para aprender. Habiendo luchado por años en sus estudios escolares, siempre esperando el día de concluir tal empeño, por fin lograron “completar” sus estudios y salir a comenzar a vivir. Pero después se dan cuenta de que tendremos que seguir aprendiendo por toda la vida. Sin embargo, ahora lo que aprendemos se trata de lo que nos interesa, de lo que nos es útil. Quizás nos ha tocado aprender a manejar un automóvil, o ubicar las señales en el televisor. La madre aprende alguna receta para variar la comida, el padre se interesa en alguna nueva idea política. Puede que uno se interesa en desarrollar una habilidad deportiva o aprender algo en cuanto a la salud o las artes o cualquier otra cosa.
Si hacemos una lista de cuanto conocemos, veremos que la mayoría fue aprendido fuera del colegio. Y si hacemos otra lista de lo que nos gustaría aprender, veremos que en muchos casos solamente tenemos que hacer preguntas, o leerlo en algún libro, o simplemente observar a uno que ya lo sabe hacer. ¿No sería razonable permitir que nuestros hijos aprendieran de igual modo? La verdad es que al compartir nuestros intereses con ellos, tendrán la oportunidad de conocer la manera más óptima para el aprendizaje.
Por ejemplo, digamos que la madre está interesada en la moda de Francia. Se afana por revisar las revistas de moda, siempre haciendo comentario en cuanto a ellas, y su hija nota que hasta se puede suscribir para recibirlas en casa. Ahora, cuando la hija comienza a tomar interés en los cantantes folklóricos, digamos, ella va a averiguar si hay revistas en cuanto a ello. Ya está aprendiendo a hacer trabajo de investigaciones simplemente observando a la madre. Cuando nosotros seguimos aprendiendo y estudiando las cosas que nos interesa, nuestros hijos tendrán un ejemplo de lo que es realmente importante para ellos: Seguir aprendiendo es para toda la vida.